lunes, 8 de octubre de 2018

La escondida

Por: Rómulo Quintana Soza


Para qué quiero los ojos,

si la pasión de tu imagen

se escurre en el tiempo

y no te puedo ver.



Para qué quiero las manos,

que padeciendo de frío extrañan

tu cuerpo que se pierde en mis sueños

y no te puedo tocar.



Meditando en tu lejanía

me hundo en la profundidad

callada, indócil fiera de

mi maltratada soledad.



Esperanza que en la eternidad vaga.

Espuma que se pierde en el mar.

Canto lujurioso encantador,

de lejanas sirenas buscando amar.



La simiente que nace del amor,

labra en cada amanecer

el arrullo de mi silencioso,

insoportable, sueño de cantar.

sábado, 8 de septiembre de 2018

Un toque de amor

Por: Viviana Velásquez Tovar - Dedicado a: Alcira Tovar (+)


Suspiro de mi corazón

¿Cómo caminar ahora ya sin ti?

que difícil fue decirte adiós

cuando te creía eterna.



Mamita de mi corazón

¿Cómo ver los colores de la vida sin ti?

tu voz se queda grabada en mi mente

como el pajarillo tierno apagó su cantar.



Suspiro de mi corazón

¿Cómo serán ahora los días al no poder verte?

Mamita, esta palabra lo guardare ansiosa

hasta el día de nuestro encuentro.



Mamita, suaves tus manos me acarician

¿Cómo vuelvo a dibujar la sonrisa en mi rostro?

tu bendición en la mañana recordaré

esas tus dulces palabras diciéndome

que me amas, vivirá un toque de amor.

sábado, 10 de marzo de 2018

Mis manos

De: Aníbal Abel Alarcón Caparroz

En evidente sonrojo,

brotan los colores del rostro

señal de edad madura.

Acosa el aliento,

los bordes de la piel

con rasgos en severo

paso del tiempo.

Son dos racimos de verde savia,

cual raíces inmersas

en el húmedo, fresco limo

de frondoso y secular

"árbol añejo".

Recorren, palpan y contienen

lo que siento segundo a segundo;

minuto a minuto y,

hora tras hora.

Mientras descanso

refleja el cerillo,

del candil en las noches

la canicie del cándido pelo.

Divagando en fantasía

de diversos sucesos,

en presuroso paso.

En destellantes luces,

e intentando coger con mis manos

-Un manojo de estrellas

Cavando piedra

Violeta Luna (ecuatoriana)

De qué nos sirve el día,

si luego de gozarlo

la noche borra todo.

De qué nos sirve el agua,

si luego de beberla

nos duele hasta los dientes.

Por construir la vida

como una casa aparte,

tenemos que echar mano

de todo el barro ajeno.

Y para poner puertas

que den a la esperanza,

hay que cavar a diario

sobre la piedra de otros.

De qué nos sirve el alma

si a fuerza de gastarla

se nos reduce el cuerpo.

De qué nos sirve el sueño,

si por soñar despiertos

nos roban hasta el aire.

Por parecer felices

alzamos la cabeza

hasta estrellar los sueños.

Satisfactoriamente

nos damos media cara.

De qué nos sirve el tiempo,

si todo lo que se anda

nos dura más de un siglo.

De qué nos sirve el hambre

si nunca la colmamos.

Para que todos rían

tenemos que ir a escena

y hacer de marionetas.

Para tener empleo

debemos estirarnos

y hablar con doble lengua.

Y para que nos crean

mentimos con estética.

De qué nos sirve todo

si a cambio de nosotros

nos dan siempre migajas.

De qué la vida misma,

si a cambio de la vida

nos premian con la muerte.

martes, 27 de febrero de 2018

No te rindas

Mario Benedetti

No te rindas, aún estás a tiempo

De alcanzar y comenzar de nuevo

Aceptar tus sombras,

Enterrar tus miedos,

Liberar el lastre,

Retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,

Continuar el viaje,

Perseguir tus sueños,

Destrabar el tiempo,

Correr los escombros,

Y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,

Aunque el frío queme,

Aunque el miedo muerda,

Aunque el sol se esconda,

Y se calle el viento,

Aún hay fuego en tu alma

Aún hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo

Porque lo has querido y porque te quiero

Porque existe el vino y el amor, es cierto.

Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

Abrir las puertas,

Quitar los cerrojos,

Abandonar las murallas que te protegieron,

Vivir la vida y aceptar el reto,

Recuperar la risa,

Ensayar un canto,

Bajar la guardia y extender las manos

Desplegar las alas

E intentar de nuevo,

Celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,

Aunque el frío queme,

Aunque el miedo muerda,

Aunque el sol se ponga y se calle el viento,

Aún hay fuego en tu alma,

Aún hay vida en tus sueños

Porque cada día es un comienzo nuevo,

Porque esta es la hora y el mejor momento.

Porque no estás solo, porque yo te quiero.

martes, 23 de enero de 2018

Messalina

Por: Ernesto Bedregal Patiño

Reina entre la plebe, no carece de belleza,

menos de gallardía, para Venus su predilecta.

Pavonea sus caderas en busca de riqueza,

algarabía desenfrenada y música selecta.

***

Exhausta, se rinde ante los pies de otra cama,

así subestima las consecuencias de su karma;

no hace ni el mínimo esfuerzo por evitar otro desliz,

disfruta al máximo; total, con aquello dice ser “feliz”.

***

Van arrimando en su muelle barcas de bribones,

y aún cautiva, procede a quitarse lentamente los tacones.

Idolatra a la diosa blanca, a fármacos diluidos en un sorbo;

rezuma impudicia por sus poros, pues la risa alimenta su morbo.

(Extracto “607 Memories”)

sábado, 20 de enero de 2018

Viejas Soledades

Por: Ana María Dipp

Rebrotes de viejas soledades,

incrustan su melancolía

en la incidencia de figuras confusas,

que reflejan siluetas de antaño,

semejando pasados escenarios

que acogieron en sus memorias,

parajes construidos

en la calidez del tiempo;

inquietando en sus remembranzas

silencios que agotaron su caudal.



Rebrotes de viejas ausencias

merodean en el gris del silencio,

ocultando en sus huellas

la incidencia de veredas transitadas

que desembocan con premura sus pasos

en lejanos horizontes;

sintiendo florecer en sus veranos

el brillo del recuento en las pupilas

y morir en sus inviernos

lánguidos momentos de añoranza.





Rebrotes de viejas melancolías

incrustan sueños

en la quietud de sus rasgos,

en inefables miradas de antaño,

evocando silencios huraños

que dibujas serenos,

la silueta de innumerables recuerdos

que bailan al son de copas agrias,

acallando el concierto matinal

de innecesarios quebrantos.



Rebrotes de viejas nostalgias

merodean en el gris

de añejas arboledas,

escondiendo presurosos

la sequedad que hiere tersuras,

cuajadas en confundidos embelesos;

y sienten morir sus brotes,

no pudiendo descubrir la tibieza del sol

en la suavidad de sus hojas.