De: Mercedes Oblitas de Irahola (†)
Tengo un mar bello y hermoso
sus brisas repercuten
en apacibles corazones, que vibran
y sus olas asemejan muelles rodantes
porque sufren, el encierro
centenario.
Mar que tu suelo, y subsuelo
comprometen, riquezas sin par
mar que alimentas el numen de extraños
mar seccionada, por ajenos vivientes
mar arrancada en su savia, dolorosa
mientras la sed, nos devora
eres ausencia inextinguible.
Nieblas de antaño, confundidas
en su lontananza
Bolívar padre de la América naciente
diseñó a nosotros, en bravías olas
el mar que hoy es cautivo
arrastrando estos legados
con espíritus en sangría, esperamos
aunque la justicia tardía
llegue al destino, de infortunio, inesperado.
Bolivia tierra generosa
alma consagrada, de estirpe hogareña
en latitudes, de la altipampa
sus valles, llanuras,
hasta las Montañas Rocosas
se alzan en voz rimbombante.
Y el majestuoso Illimani, en concordia
rotura presagios, sugestivos
de réplica, en los tentáculos legendarios
son poderíos ignotos
subrogando, justicia, equidad
honestidad y valentía.
Mar cautivo, regresa
la proa nuestros buques
esculpían rojo, amarillo y verde
flameando justiciero
en cada muelle anclado.
Cuando resuenan, en el alma
las sabias enseñanzas de
nuestros antepasados
Ama Kella, Ama Llulla, Ama Sua
modulando dichos pensamientos
a oídos de adversarios
especial advertencia
a caballeros araucanos
devolvernos legítimos derechos
sin imprimir la espada
en el dorso.
¡Viva Bolivia con su mar!
acerquémonos
muy cerca, al remanso
de nuestros esperanzas
y derechos a las que jamás
renunciaremos.
Las madres, e hijos
saludando al gran día de julio
de nuestra emancipación
que lucharon nuestros protomártires
Murillo, Jaén, y muchos otros.