Olor a tierra mojada,
las raíces beben su agua,
un ramillete de plantas,
que se nutren con su savia.
Pura ella se desparrama
por los surcos del terreno,
que con la lluvia y el viento
hacen florecer el suelo.
Resurgen de las cenizas
todos los brotes tan tiernos,
que estuvieron esperando
lentamente en el invierno.
Agua bendita necesaria,
las hace vestir de verde,
las ramas en plegaria al cielo,
como aplaudiendo agradecen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario