Juan Ramón Jiménez
domingo, 30 de junio de 2013
32
Juan Ramón Jiménez
La pone inyecciones
para que nunca llegara,
por mucho de que se estirara,
al rango legal de enfermera?
¿Qué requisito urticante
aquella buena omitía
que nadie la conocía
siquiera de practicante?
De todas las direcciones
sus servicios requerían
y con prisas acudían
donde la Poneinyecciones.
En el barrio, la recuerdo,
muy pálida y menudita,
tan puntual en sus citas
no obstante su andar lerdo.
Mas si tener la etiqueta
formal de las enfermeras,
se daba miles maneras
para endosar sus recetas,
Afirmando de pasada
que el diplomado galeno
ni pizca era de bueno,
de curar no sabía nada.
En casita sin horcones,
que era también pulpería
en que de todo había,
vivía la Poneinyecciones.
“Este remedio es muy fuerte,
-era a veces su fallo-,
les juro que hasta a un caballo
puede causarle la muerte.”
Después, con gran inventiva
la medicina vetaba
y en su lugar recetaba
una buena lavativa.
Un día se hizo chinga
aquella Poneinyecciones…
¡ni huella de sus talones,
se perdió hasta su jeringa!
Gustavo Adolfo Baca
sábado, 29 de junio de 2013
30
Juan Ramón Jiménez
viernes, 28 de junio de 2013
31
yo soñaba contigo los sueños de la tuya…
Juan Ramón Jiménez
jueves, 27 de junio de 2013
29
para que se pierda tu indecisa memoria…
Juan Ramón Jiménez
miércoles, 26 de junio de 2013
REMORDIMIENTO
Juan Ramón Jiménez
Poema del fin
Como se desliza el serrín al barrer,
Así, aterciopelada, la piel
Húmeda súbitamente en los dedos.
Oh dobles -coraje, sequedad-
De los hombres, ¿dónde estáis,
Si en mis palmas hallo lágrimas
Y no lluvia?
El agua es de la fortuna,
¿Qué más podría desear?
Si tus ojos son diamantes
Que se vierten en mis palmas,
Ya no pierdo
Nada. Fin del fin.
Caricias, caricias
-Acaricio tus mejillas.
Somos así, orgullosas
Y polacas -Marina-,
Cuando en mis manos llueven
Ojos de águila:
¿Lloras? Mi amor,
Mi todo: perdóname.
Trozos de sal
Caen en mis palmas.
Llanto de hombre, veta
Que en la cabeza retiembla.
Llora. Otra te devolverá
La vergüenza que te hice dejar.
Somos dos peces
Del mis-mí-si-mo mar.
Dos conchas muertas
Labio contra labio.
Todo lágrimas.
Sabor
A armuelle.
-¿Y mañana
Cuando
Despierte?
Marina Ivánovna Tsvetáyeva
martes, 25 de junio de 2013
23
que en el reparto miran al último mansamente.
Juan Ramón Jiménez
Magdalena
Querida, todo se realizó
Yo iba descalzo y tú me arropaste
Con aguaceros de tus lágrimas y de tu cabellera.
No pregunto a qué precio
Se compraron tus esencias
Yo estaba desnudo y tú una ola
Con cuerpo y pared me ceñiste.
Tocaré con mis dedos tu desnudez
Más silencioso que el agua
Y más bajo que la hierba.
Yo era recto
Y tú me inclinaste apretado a tu cariño
Cávame un foso en tus cabellos
Cúbreme sin lino, apaciguadora,
Para qué quiero el mundo (4)
Si tú como una ola me lavaste.
31 agosto 1923
Notas.
1. Recuerda y se podría traducir este apellido como La flor.
2. Otro inicio: Seré feliz si Usted no siente mi dolor,
3. Poema dividido en tres partes, ésta es la última.
4. Este verso es de la versión popular oral (que me gusta más) en la original es: Para qué quiero mirra.
Estas nuevas traducciones de poemas de una de las mayores poetas de la lírica rusa, se deben al poeta mexicano Víctor Toledo y fueron tomadas de la revista virtual La Otra. Número 75, junio de 2013.
Marina Ivánovna Tsvetáyeva
Yo soy un hombre sincero...
Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma,
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.
Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.
Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.
Yo he visto en la noche oscura
Llover sobre mi cabeza
Los rayos de lumbre pura
De la divina belleza.
Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas:
Y salir de los escombros,
Volando las mariposas.
He visto vivir a un hombre
Con el puñal al costado,
Sin decir jamás el nombre
De aquella que lo ha matado.
Rápida, como un reflejo,
Dos veces vi el alma, dos:
Cuando murió el pobre viejo (*),
Cuando ella me dijo adiós (**).
Temblé una vez —en la reja,
A la entrada de la viña,—
Cuando la bárbara abeja
Picó en la frente a mi niña.
Gocé una vez, de tal suerte
Que gocé cual nunca:—cuando
La sentencia de mi muerte
Leyó el alcalde llorando.
Oigo un suspiro, a través
De las tierras y la mar,
Y no es un suspiro,—es
Que mi hijo va a despertar.
Si dicen que del joyero
Tome la joya mejor,
Tomo a un amigo sincero
Y pongo a un lado el amor.
Yo he visto al águila herida
Volar al azul sereno,
Y morir en su guarida
La víbora del veneno.
Yo sé bien que cuando el mundo
Cede, lívido, al descanso,
Sobre el silencio profundo
Murmura el arroyo manso.
Yo he puesto la mano osada,
De horror y júbilo yerta,
Sobre la estrella apagada
Que cayó frente a mi puerta.
Oculto en mi pecho bravo
La pena que me lo hiere:
El hijo de un pueblo esclavo
Vive por él, calla y muere.
Todo es hermoso y constante,
Todo es música y razón,
Y todo, como el diamante,
Antes que luz es carbón.
Yo sé que el necio se entierra
Con gran lujo y con gran llanto.
Y que no hay fruta en la tierra
Como la del camposanto.
Callo, y entiendo, y me quito
La pompa del rimador:
Cuelgo de un árbol marchito
Mi muceta de doctor.
(*) El padre de Martí quien murió el
9 de marzo de 1887, en Cuba.
(**) Se refiere a la despedida de
María Cristina Granados, “La niña
de Guatemala”.
Tomado de “Versos Sencillos”, 1891.
De Julia a Bolívar
A Simón Bolívar
Cuatro estrellas que se encienden en estrellas libertarias
ensartadas como perlas milenarias
en tu América se ven.
Boyacá con Carabobo - Carabobo con Junín-
y Junín con Ayacucho - resonancias de tu ser.
Son las cuatro marejadas
donde abrió en rosas de gloria el estruendo de tu espada
junto al gesto de tus bravos
paladines del deber.
Cada pétalo de rosa dio una patria libertada
-sangre joven de la América-
-fruto ardiente de tu brazo y de tu fe.
¡Vive América, Bolívar!
Vive América en el pulso de tu ejército inmortal.
El camino señalado por tu espada
se enrojece con la sangre de los mártires y héroes
que engendraste en las entrañas de los tiempos
para izar el pabellón de tu ideal.
Vive América, Bolívar,
y también vive tu espada
mientras haya un solo esclavo que te ultraje
o un tirano que pretenda profanar la libertad.
Vilma Soto Bermúdez es Secretaría de Asuntos Internacionales del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano.
lunes, 24 de junio de 2013
PIRINEOS
Juan Ramón Jiménez
IMILLA
Franz Ávila del Carpio
Huraña es la imilla
de los ojos negros
arisca en sus modos
graciosa al andar
tiene de la tierra
morenés de carne
morbidés de pechos
que no saben amar.
Sus dientes perlados
se muestran graciosos
cuando algún llokalla
la mira al pasar
y su risa estalla
como latigazo
invitando al mozo
sus cuitas contar.
Sus manos morenas
dos chihuancos presos
baten ya la puiska
hilando el vellón,
mientras que sus ojos
hurgan, si traviesos
los ojos del mozo
que ella encadenó.
Cantó así el llockalla
su huayno de amores
ríe la doncella
la de morena piel
y rasgó el charango
sus notas de ruego
y los dos juntitos
como unas palomas
cantando las coplas
que el deseo reclama
al río bajaron
buscando al querer.
Del libro: “Aire de valle y montaña”
De Franz Ávila del Carpio
Tarija Bolivia. 1950
Gracias a Usted con mi mano sobre el corazón
Gracias a Usted –con mi mano sobre el corazón
Que no sabe lo mucho que me ama:
Por mis noches tranquilas,
Por los encuentros de las crepusculares horas,
Por nuestros no paseos bajo la luna,
Por el sol que no existe encima de nosotros,
Por el dolor que no siente, lamentablemente,
usted por mí,
Por el dolor que no siento, lamentablemente, por Usted.
3 de mayo, 1915
domingo, 23 de junio de 2013
Llueva y truene
en tiempos de la cachaña,
pero siempre se dio mañas
para esconder su cara fea.
Bellas también, y a montones,
lo fueron igual, sus mujeres
que alimentaban quereres
entre los con pantalones
De casimir o de lino,
los bien plantados o chuecos,
o los que no cubrían huecos
del presente o sus destinos.
Les importaba una chima
a las gentes de esta historia
si trepaban a la gloria
siendo malo o bueno el clima.
Era cuestión entre todos
los al punto congregados,
sólo evitar ser pringados
de algún pegajoso lodo,
De ese que una vez prendía
era imposible quitarlo
ni refregando con marlo
ni con baldes de lejía.
Se acuñaba y aún se acuña
lo que decían de un tirón
de una mujer o un varón:
“¡trasminado va a pezuña!...”
No le faltaba pretextos
a la gente de nuestro valle
para lanzarse a la calle
con sus múltiples defectos,
Sin que le importase un bledo
que una vecina o vecino,
cruzándose en su camino
lo apuntase con su dedo
Y libre dejase a su pico,
modo de injurias tratar,
antes de ir a matar,
según ley de pueblo chico.
Gustavo Adolfo Baca
Me gusta que Usted…
Y que yo tampoco me enferme por Usted,
Que nunca el pesado globo de la tierra
Se escurra bajo nuestros pies.
Me gusta que pueda ser ridícula, perversa
Y buscar palabras adecuadas
Y no ponerme roja con ola sofocante
Si apenas nuestras mangas se rozaran.
Me gusta que delante de mí Usted pueda abrazar
Tranquilamente a otra mujer,
No me condena a arder en el infierno
Por no besarlo a Usted.
Y que mi cariñoso nombre, mi Cariño
No recuerde ni en la noche ni en el día…
Que nunca sobre nosotros, en el silencio de la catedral,
Cantarán el Aleluya.
Marina Ivánovna Tsvetáyeva
viernes, 21 de junio de 2013
Pasional
Dame tu corazón; dame, alma mía
el rico aroma de tus labios rojos…
Quiero calmar la sed de mis antojos,
libando de tu besos la ambrosía…
Oyendo de tu voz la melodía,
quiero embriagarme en tus divinos ojos;
ahogar en mis ternuras tus enojos,
¡y morir, en tus brazos, de alegría…!
No aumentes con la duda mi tormento.
Tal ilusión por tus caricias siento,
que solamente por gozarlas vivo…
No temas, no, mi amor; no te acobarde…,
¡que cuanto más en complacerme tardes,
más a tus pies me encontrarás cautivo!
jueves, 20 de junio de 2013
Penas y quejas
Llené mis alforjas viejas
En una noche serena,
Un poquito con mis penas
Y otro tanto con mis quejas.
Me lancé por los caminos
De hondas y tibias huellas
Haciendo de las estrellas
Las guías de mis destinos.
Tan mal no me fue, es cierto,
Pues aunque anduve sin rumbos y a veces de tumbo en tumbo,
Sin llegar a ningún puerto,
Tropecé con buenas cosas,
Con unas manos tendidas
Que curaron mis heridas
Entre tiernas y piadosas.
Me aparecieron al cruce
Dos ojos grandes, profundos,
Que a mi suerte de errabundo
Engalanaron de luces.
Se me olvidaron mis penas,
Se disolvieron mis quejas,
Parecían cosas viejas,
Tan solo un grano en la arena.
Mas volví a hacer camino
En las alas de los vientos
Porque no era el momento
De dar cima a mis destinos.
Logré remontar colinas
Y descender al bajío
Sintiendo en los ojos míos
Las lágrimas peregrinas
Del cansado, del vencido,
Del que nunca va a encontrar
No obstante su eterno andar,
La paz de Dios, el olvido.
Mis pobres alforjas viejas
Continuaban aún llenas
De aquellas primeras penas,
De aquellas primeras quejas
miércoles, 19 de junio de 2013
Tu retorno
Un día una princesita
su hogar que era su nido
por otros vientos dejó
Los celos que cosechó
la cargaron de desengaños
y a un impulso se alejó
Llevóse la dulce princesa
a su hijo que es un primor
dejando a su ruiseñor
lleno de hondo dolor
La confundida princesita
con su niño se cobijó
donde equivocadas personas
a quienes oídos prestó
Estas le aconsejaron
sacar de su corazón
al hombre que la amaba
y a quién un hijo le dio
Así la hermosa princesa
a otras tierras embarcó
mientras dejaba en oscuras
a su pobre ruiseñor
Pasado el primer desencanto
éste sus alas alzó
para buscar su princesa
donde la confusión la llevó
Ya con sus alas cansadas
todo triste el ruiseñor
volvió a su nido solo
a llorar su desolación
Cuando de pena moría
una bondadosa abuelita
que enferma le recibió
le dijo al enamorado
no desmayes ruiseñor
Tu princesita y su niño
no muy lejos han de estar
confía en tu amor por ellos
que Dios te los devolverá
Así un día volando
el afligido ruiseñor
en una ciudad blanca
a su princesa encontró
Todo el dolor de su alma
al instante se calmó
y con gran algarabía a su
encuentro marchó
La princesita sorprendida
en un dilema quedó
volver a su hogar querido
o seguir el viaje que emprendió
El ruiseñor y su princesa
con serena reflexión
acordaron olvidarse
de lo malo que pasó
Volver a amarse en su nido
y educar a su primor
en su hogar lleno de amor
para que cuando viejitos
los entierre el nuevo ruiseñor.
martes, 18 de junio de 2013
Hijo mío
Deberás hacer lo que yo te ordene
Cuando establezcas tu hogar
Podrás hacer lo que quieras
En esta casa no existe democracia
Yo no hice campaña política
Para ser tu padre;
Tu no votaste por mí
Somos padre e hijo
Por la gracia de Dios
Y yo acepté este privilegio
Con su enorme responsabilidad
Al aceptarla, adquirí la obligación
De actuar como tu padre
No soy tu amiguito. . .
Nuestras edades son muy diferentes
Podemos compartir muchas cosas
Pero no confundamos el comportamiento
Somos amigos pero en diferentes niveles
Por ello tu harás, en esta casa
Lo que yo ordene
No deberás cuestionarme,
Ya que todo lo hago motivado
Por el cariño que te profeso
Todo esto será
Muy duro de comprender
Hasta que tú tengas un hijo
Hasta entonces confía en mí.
De Excelencias de la Sabiduría de Miguel Angel Cornejo.
El tren eterno
–¡Alto el tren!
–Parar no puede.
–Ese tren ¿a dónde va?
–Por el mundo caminando, en busca del ideal.
–¿Cómo se llama?
–Progreso.
–¿Quién va en él?
–La Humanidad.
–¿Quién le dirige?
–Dios mismo.
–¿Cuándo parará?
–Jamás.
lunes, 17 de junio de 2013
De Magnificat
Yo beso tus rodillas,
estoy llegando.
Y pensar
que hay momentos
en los que para ti / soy
más leve que el aire.
Libérame
de este delirio
del que jamás
yo me libero.
Quédate. Quédate.
No te vayas siempre
incluso contra mí.
Con los vientos, con los ríos,
con todas las corrientes
que surcan la tierra.
Como la lava
repta bajo la tierra,
se reúne,
llega a la abertura,
se entrega,
hace sitio
a otras lavas.
¿De qué estará hecha la luna?
La luna
está amasada
con leche y harina,
un poco de azúcar
y pizca de sal
y un huevo
sin romper.
Como no hay horno
tan grande
en que se pueda cocer,
la luna se queda cruda.
¡Eso no es verdad!
La luna
no es de leche
ni de harina
ni de azúcar
ni de sal
ni de huevo,
ni de nada.
La luna es de luna
y es luna la luna.
Baladita de la araña fea
La joven araña
díjole esta queja
a su madre un día:
Por qué soy tan fea,
dime, madrecita.
Hilando la rueca,
tú pareces de oro
sobre fina seda.
Mi padre es moreno,
más si te contempla,
lo cubre la gracia
que el nardo quisiera.
Yo, madre, tan flaca,
tan peluda y negra;
jamás un piropo
me dijo una abeja.
Cuando las guitarras
de los grillos suenan,
es la serenata
bajo de otra reja
La araña ese día,
sin mostrar tristeza,
preguntó al esposo
si la hija era fea.
¡Cómo dices eso!
¡Es como una perla
suave y transparente
la dulce pequeña!
Durmió aquella noche
la madre serena;
al día siguiente
se fue por las huertas
a recoger todas
las plateadas telas
que en vida afanosa
de araña tejiera.
Y cuando el ovillo,
más grande que ella,
era como el símbolo
de su vida austera,
hizo con los hilos
una bata fúlgida
con vuelos y encajes
fingiendo la espuma.
La joven araña
con su nueva túnica
era una movible
gotita de luna.
Y llegó el domingo.
A misa de fiesta
se fueron los padres
y la araña nuestra.
Todos los insectos,
al verla tan bella,
en musical ronda
se fueron siguiéndola.
Pero esta mañana...
¿por qué oculta pena?
flotaba en el agua
la arañita muerta.
Tal vez el estanque
que un cielo le ofrenda,
la tentó a entregarle
su fugaz belleza.
Flota el cuerpecito
de la araña fea
con vaga ternura
de apagada estrella.
domingo, 16 de junio de 2013
Las palabras
Las palabras
participan
de todo lo otro,
las palabras,
secretadas, masticadas
por los millones de ancestros
que han todos confiado:
la esperanza,
la cólera,
los sueños,
las revueltas,
Que los han habitado
como las portadas
largamente vestimentas
como las camas
sábado, 15 de junio de 2013
El árbol
Afuera está el árbol
y es bueno que esté allá
signo constante de las cosas
que se hunden en el lodo.
Es verde,
es grande,
tiene armas poderosas
sus hojas
como las manos
de un niño dormido
se mueven
y parpadean
viernes, 14 de junio de 2013
He aquí una oruga
He aquí una oruga.
Y repta.
Repta hacia el alimento,
eso es al menos
lo que ella cree,
Y además es cierto,
pero también repta
hacia su avatar,
hacia su vida de mariposa,
y este objetivo
ella no lo adivina.
Tú, tampoco adivinas
todavía
hacia qué escribes.
jueves, 13 de junio de 2013
Receta
Tome un tejado de viejas baldosas
poco antes del mediodía.
Póngalo todo a un lado
de un tilo ya mayor
agitado por el viento.
Coloque sobre ellos
un cielo azul, lavado
por las blancas nubes.
Déjelos hacer.
Obsérvelos.
miércoles, 12 de junio de 2013
Batir
Sin ala,
sin pájaro,
sin viento,
pero de noche
nada más
que el batir
de una ausencia de ruido
El arroyo fluye
en la tierra fresca
Él sabe
cómo son duras las piedras
él conoce el sabor
de la tierra
Eugene Guillevic
martes, 11 de junio de 2013
Bien quisieras
avanzar en tu poema
como un arroyo
rápido,
sinuoso
y tiemblas de devenir
como un estanque
donde podrías,
estancado,
ya no reconocerte.
Eugene Guillevic
Poemas de Ezequiel Martínez Estrada
Sin estar viejo y sin dolencia grave,
noto que va flaqueando mi memoria
y que es el tiempo en que, según se sabe,
el hombre empieza a edificar su historia.
LLEGADA
A mi pueblo natal llegué un día de fiesta,
antes de la alborada, y obtuve en homenaje
una salva de bombas y un baile a toda orquesta.
¡Y pensar que llegaba sin nombre ni equipaje!
PATRIMONIO
De mi padre heredé su carácter austero,
su estatura mediana y su sed de aventuras.
De mi madre, un volumen de versos y figuras
forrado con mi cuero.
PRIMERA SALIDA
Mi corcel de cartón piafaba en el desván
y por un ventanal entraba, enorme, el sol.
Yo estaba, espada en mano, como aquel español
que se metió en los sesos las “Sergas de Esplandián”,
PRIMERA EMPRESA
Quise plasmar con humo mi ideal. (Prometeo,
con más sabiduría, usaba el barro).
Y ahora que digo el humo, me acuerdo del mareo
y de las náuseas del primer cigarro.
LA OBRA
El inútil apremio de la hormiga atareada,
y al fin de tanto esfuerzo, de tanto afán prolijo,
ni un gran libro, ni un árbol que dé sombra, ni un hijo.
La tristeza, el trabajo y el amor para nada.
PARTIDA
Por si el regreso es arduo de sierras y pantanos
con las botas calzadas espero la partida.
¿Pena? Sí; me dan pena, y aun no partí, las manos
altas y lentas de la despedida.
EPITAFIO
He respetado en todo al Dios desconocido
bajo las tres hipótesis de Bello, Puro y Cierto.
Di al alma cinco dracmas y una a cada sentido.
Y, sin embargo, aquí estoy muerto.
lunes, 10 de junio de 2013
Vi el pájaro
Vi el pájaro
que me cantaba
cantando a
mi alrededor
¿De qué especie
era entonces?
No podría
decírtelo.
De tal modo
se me parecía.
Se encantaba
con mis canciones
y regresaba
a cantármelas.
sábado, 8 de junio de 2013
El surazo
¿De dónde venía el surazo
con sus agudos silbidos?
¿en qué caminos perdidos
se congelaban sus pasos?
Entraba en mi tapera
como con la idea fija
de meter por las rendijas
sus tonadas agoreras.
Traía en sus alas briznas
de infinitas lejanías
y no cualquiera sabía
porque se hacían llovizna.
Me bebí el último concho
de un aguardiente añejo
era el remedio más viejo,
mejor que un grueso poncho
Para vencer el surazo
que otra vez había llegado
a descargar desalmado
sus gélidos ramalazos.
¿Nadie contuvo los bultos
que el surazo se trajo
arrancándolos de abajo,
de entre muertos insepultos?
Porque yo vi a la carrera
más de un alma en pena
arrastrando sus cadenas,
y una horrible calavera.
Surazo de vuelo osado,
¿de dónde nomás vendría
con olor a serranía
y a paso largo y cansado?
Para no pelar el diente
yo me bebía el concho,
que era mejor que un poncho,
de mi añejo aguardiente.
Pero él me metía de suena,
sin remedio en mi tapera,
el diablo, la calavera
y tanta alma en pena.
miércoles, 5 de junio de 2013
Una niña a su maestra
quien cultivó mi mente que dormía,
sin comprender su fuerza y lozanía,
a la sombra fatal de la ignorancia.
Con tus nobles desvelos y constancia
la negra sombra se ha trocado en día,
y a su luz bendecida, que me guía,
yo del saber aspiro la fragancia.
Mis labios, ¡oh, maestra!, a toda hora
repiten llenos de fervor sincero
el nombre de mi buena bienhechora.
Si alguna vez, del mundo en el sendero,
me atacase la sierpe tentadora
llevo el ejemplo de tu honor austero.
Basilio V. De Charras.
martes, 4 de junio de 2013
Maestro
¡Maestro!
Tú que educas;
que enseñas sin egoísmo
que nos das tu saber
a cambio de la miseria
del hambre y de la explotación
a que estás sometido.
¡Maestro!
Que siguiendo los pasos de Dios
nos enseñas la verdad
la homestidad y hermandad
sin diferencia ni preferencia alguna
y con amor fraternal grandioso
alumbrando los corazones oscuros.
¡Maestro!
Seas bendito por guiar
los pasos jóvenes
por senderos de bien
de amor y sinceridad
ayudando a pasar sin tropiezos
los caminos pedregosos de la vida.
¡Maestro!
Que entregas tu vida,
marchitas tu juventud a cambio
del florecimiento de almas jóvenes
que desarrollan sin cesar
llevando dentro de sí
la enseñanza pura y sana
del maestro, predicador
de la verdad, amor y sabiduría.
¡Maestro!
Es quien tiene la mano dura
y la boca dulce,
la enseñanza seria
y la alegría de enseñar
¡Maestro!
Por eso y por mucho más
¡Bendito seas!
domingo, 2 de junio de 2013
Mi tapera
Había dos limoneros
Florecidos de azahares
Que eran cual dos altares
De mi patio, prisioneros.
Entre las ramas umbrosas
De aquellos dos limoneros
Hacían casa los horneros
Con vista a las mariposas.
La sala, ¡qué grande era!,
Alto y blanco el cieloraso,
Allí vivieron su ocaso
Los duendes de mi tapera.
Los duendes, de urgencia presos,
Metieron muchos ruídos
Al huir despavoridos
Del tan perverso progreso.
Agua fresca y cristalina,
Con fragancia a primavera
Podía beber cualquiera
De dos barrigonas tinas
Por las sombras protegidas;
Tinas que una alfarera,
Con manos de hechicera,
Concibió y les dio vida.
Como la vida, torcidos,
Los horcones espectrales
Que llené de iniciales
De algunos amores idos.
Vi que una araña tejía,
Con nervios de damisela,
Su tenue intrincada tela
En que el sol se prendía.
Desparejo el corredor,
Cargué por allí mis penas
Anudadas en cadenas
Y hondas como el dolor.
Pero era mi tapera
Y era mis limoneros,
Y en la memoria los quiero
Desde siempre hasta que muera
sábado, 1 de junio de 2013
EL CANTARITO EMBRUJADO
Edmundo Torrejón Cardoso
Las lecheras de mi tierra
llevan, por eso son bellas,
un cantarito embrujado
volandero en la cabeza...
Por eso su cuerpo erguido
y sus senos tentadores,
que tientan a quien no deben:
A las miradas curiosas
de los mocitos del pueblo.
Yo tengo, ¡ay sí!, mi lechera.
Lindaura, la muy morena.
Ñusta andaluza que lleva
a entregar todos los días
la leche de mis tres vacas.
Cuando de mañana va
a ser lechera del pueblo
al verla partir, tan bella
en el volar de su cántaro
y los pechos tan despiertos
bajo la blusa rosada,
muero en decirle: -Lindaura,
estoy celoso, no vayas:
¡Temo tus pasos del pueblo
donde el diablo nunca duerme:
Lo tengo en la lengua,¡y callo!
La dejo partir... Y quedo
pegado a la tierra buena.
Desde allí la veo en mis ojos
irse por el ancho río
transparente como el cielo,
por el azul de montañas
tan puras en sol y escarchas
que forman collar al valle...
Y pensando que al ser nuestros
han de protegerla en todo,
¡echo al viento el mal presagio!
¡Ay, cantarito embrujado,
cómo es tan firme tu imagen
en mi vida y el paisaje!
Del Libro “Romancero chapaco"
de Edmundo Torrejón Cardoso.
Industrias gráficas “La Comercial” SRL Tarija-Bolivia. 1981
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