La blanca cargazón de tu frente difusasobre el fantasma enorme de tus ojos de sombraera de un esplendor divino, inextinguibleamasado con luna, con luces y con rosas.En mi alma extasiada flotará eternamenteaquella simpatía sensual de tu boca,boca grande, fragante y fresca, que al reír¡era como un jardín de carne melodiosa!No sé si tornarás; jamás un nuevo amorte borrará del fondo triste de mi memoriaeres como el fantasma de aquella adolescenciapor donde vaga, como por no sé qué avenida.
Juan Ramón Jiménez
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