miércoles, 27 de febrero de 2013

Justicia y compasión

¿Es acaso algo sagrado ver

en una tierra rica y fecunda

niños reducidos a la miseria,

nutridos por manos frías e innobles?

¿Es ese llanto trémulo un canto?

¿Puede ser un canto de alegría?

¿Y tantos niños pobres?

¡Esta es una tierra de miseria!

Y su sol nunca brilla,

y sus campos son yermos e incultos,

y sus caminos están erizados de espinas:

¡Reina aquí un invierno eterno!

Porque adonde brilla el sol,

y adonde cae la lluvia,

los niños no pueden tener hambre,

ni puede la miseria consternar nuestra mente.

William Blake

Poema para casos de desastre

Marcos Winocur

Nadie sabe cuándo

sonará el teléfono

ni cuándo

llamarán a la puerta

ni cuándo

temblará

ni cuándo

un meteorito hecho la raya

nos dará en el coco.

Nadie lo sabe.

Y entonces

si algo pasa ¿qué haremos?

Instrucciones precisas han sido giradas

se ruega tomar debida nota.

Si llaman a la puerta

contesten el teléfono

si suena el teléfono

atiendan a la puerta

si tiembla

o nos cae un meteorito

corran a guarecerse donde puedan.

Y en todo momento manténganse bien informados.

domingo, 24 de febrero de 2013

La curandera

¡Qué nomás no sabía
la curandera!,
en cuya casa cruzando una tranquera
solita vivía.

Sabía
de los males de amores
de que un mundo de señores,
padecía,

El año,
redondo si se quiere,
escuchaba de mil mujeres
sus desengaños.

Y nada nuevo,
-eso estaba escrito-
tenían que contarlo los mocitos
pisahuevos.

La curandera,
con ojos de refucilo,
pero anchas las caderas.

De la noche,
hasta la mitad de la mañana
preparaba filtros y tisanas
al troche y moche

¡Y era cierto,
había que ponerle un sello,
¡con algunos de ellos,
hasta levantaba muertos!

¡Falló,
se rindió toda la ciencia
ante una extraña dolencia
que ella curó

Estrujando
con la espalda de un sapo,
envuelto en harapos,
al enfermo que se fue brincando.

con sus polvitos
que hasta hoy tomo en ayunas
desde hace un montón de lunas,
estoy como nuevito.

sábado, 23 de febrero de 2013

Los Carnavales (II)

Del tiempo, a estas alturas,
Hay cosas carnavaleras
Que se extrañan muy de veras,
Es la verdad simple y pura.

El sólo recuerdo excita
Y hace penosa su ausencia
Y hasta se pierde paciencia,
Por la otrora mascarita.

Que vistiendo el dominó
Solía decir cosas duras
Que siendo verdades puras
Cada cual con celo escondió.

En fin, que las mascaritas
Que hoy no tienen espacio,
A gritos, jamás despacio,
Aireaban algunas culpitas.

Que obligaban a todos
Los que eran aludidos
A borrarse sin ruído
De uno o de otro modo,

Los conceptos reiterando,
Las hoy mascaritas ausentes,
Incluso las ya sin dientes
Hacían gimnasias bailando

Con aquel u otro tipo
Así fuese lindo o feo,
Pues siendo herético creo
Se lo usaba contra el hipo.

Polvos de varios colores
En carnaval corrían bien
Y algunos sabían quién
De entre varios polveadotes

Era con mucho, el mejor,
El campeón, el primero,
Y era a quitarse el sombrero
Delante de tal polveador.

Se han ido desvaneciendo
De los carnavales los hitos
Y por eso urge un grito
Antes que acaben muriendo.

jueves, 21 de febrero de 2013

Manta de vicuña

Por: Viviana Garrón

En las calles de algarabía

Y al compás de las matracas

Ante el tumulto del gentío

Tú cada vez te alejabas

Sólo llegué a ver tu faz

Sediento de licor

Cuando a ti me acerqué

Me diste un beso sabor a alcohol

Tú sin tu máscara plateada

Con tu rostro brillante de sudor

Tu sonrisa nacarada

Despertaste en mí la pasión

Con tu manta de vicuña

Poderoso señorón

Con tu paso tan cansino

Danzas con devoción

Mis polleras relucirán

Cuando me veas danzar

Mi figura voluptuosa

Seducirá tu mirar

Y en gran gozo peregrino

Juntos hemos de llegar

A los pies de la Patrona

Que nos ha de perdonar.

miércoles, 20 de febrero de 2013

El tiempo pasa

Lydia parada de Brown

Espero que la vida me dé tiempo

para poder escribir todas las cosas

que mi alma ha vivido intensamente.

En la infancia, la alegría

de una madre santa,

en la juventud, los sabores

placenteros y también amargos

que acarrea el amor. . .

y después, el deseo vehemente

que el hijo amado

se convierta en hombre

y se diplome un día.

Y en el atardecer de los años,

el recuerdo de lo vivido

se mezcla con el temor de la muerte;

y es entonces que a la vida

nos aferramos con todas las fuerzas

olvidando a menudo que en este mundo

nada, ni nadie es eterno.

martes, 19 de febrero de 2013

Candelaria, Virgen del Socavón

Por: Marlene Durán Zuleta - Poeta, escritora y compositora

Desde el verbo amor

un ángel mensajero

anunciaba que la geografía de tu vientre

pronto abarcaría un horizonte,

un latido,

un salmo de vida,

para resumir la oscuridad del mundo

en una lumbre,

en un albor.



Ese fruto que crecía y giraba

en tus entrañas,

milagro, canto litúrgico,

mensaje mítico,

prodigaba tu gloria para la eternidad.



Ese hijo endulzaba tus sentidos,

llenaba de aroma y resplandor,

llegó el día en que nació el astro,

Jesús inmortal.



En el cosmos tu nombre se ha multiplicado

y aunque has vivido lejos de este rescoldo,

tu imagen ha tomado varios nombres,

sin fin de historias

de credos y serenatas.



Carismática y dulce

elevada a los cielos como tu hijo Jesús,

en este santuario

has traducido el destino de los mineros,

hombres que viven abajo,

en los niveles de agua

donde lo sombrío es infinito

y la muerte es cercana.



Virgen, te luces sagrada en este socavón

frontera del bien y del mal,

se siente el aroma a incienso,

tu faz delicada y angelical

observa a los siervos y peregrinos

que se arrodillan y con sollozos

piden misericordia y agradecen,

por los males que hicieron

o por los bienes que recibieron.



Madre de Jesús,

ayúdanos a despertar en tu luz,

libres de escollos y temores,

has vivido en un calvario

y tu fortaleza ha turbado al cosmos,

que se guía por el evangelio.



Te evoco desde el alma,

la tierra incesante en su visión

sigilosamente retrocede,

el aire se vuelve irrespirable,

hay territorios donde la lluvia es incesante

o la sequía agrieta el suelo,

la tierra se vuelve más pobre

cieno incontrolable,

entonces, el cielo parece marcar el paso de los días.



Purificada,

Virgen milagrosa

elevo esta oración,

honda en el tiempo y en tu gracia.



Perdóname,

si no descifré tu palabra,

si dejé poblar en el espectro de la oscuridad

gélidas dudas,

por evocar algún plenilunio,

o por trasnochar en el insomnio

y concentrar a mis ojos con la sombra,



Eterna,

justa y bienaventurada,

Candelaria, Virgen del Socavón

que el polvo de los años

en el vértigo de poder que se desata,

la eucaristía y la fe nos amparen.

Día claro y vacío

Por Juana de Ibarbourou


Sobre mis rodillas donde el vestido se ciñe

Como un nudo sedoso de negror argentado

Se abre el libro de láminas

Donde triunfan el oro y los tonos primarios.

Contra mi faz color de dátil

Echa el viento de la próxima noche

Los cabellos cortos y sombríos

Que tienen, bajo el tramonto, un joven reflejo de cobre.

La tarde se abre en caminos

Como una granada madura.

¿Por cuál de ellos llegará el sueño de hoy?

Cuando mis párpados se aquieten

Sobre las pupilas nocturnas?

Yo quiero un sueño que me compense de este día

Claro, vacío, monótono

Como si fuera hecho de loza limpia,

De loza blanca, sin una estría de azul o de rojo.

Día que yo quisiera tener entre las manos

Para hundirlo en un charco o mancharlo de polvo.

Yo necesito el sueño más loco.

Elegiría el que tuviese

Un gorro de titiritero

O la cara tatuada o fantástica.

El que tomándome de la mana

Me dejara de un salto en Sagitario o en Alfa.

Sobre el libro de estampas

Inclino mi faz color de dátil

Mientras el viento de la próxima tarde

Me pasa, por la nuca, sus dedos ágiles.

¡Ah, cómo le agradezco al viento llanero

Esta mentira de beso ávido

Que hace descender por mi espalda

El relámpago de un escalofrío olvidado!

viernes, 15 de febrero de 2013

Mi Oruro Añorado

Autor: Mary Liliam Álvarez
Mi querido Oruro añorado y soñado

Que aunque estés lejos y en mi pasado

Estás en mi corazón y mente nunca olvidado

Te recuerdo con cariño mi lar amado

* * * * *

Tú me viste nacer y crecer bajo el manto sagrado

De nuestra madrecita del Socavón que con fe a sus pies me he postrado

Oruro lleno de historia y tradiciones estás empedrado

Admiro el generoso y grandioso don que tu suelo a nosotros dado

* * * * *

Ciudad querida de quirquinchos nobles de esfuerzo denodado

Querendones de su tierra y su Carnaval admirado

Llenos de amor y hospitalidad por todos codiciado

Quiero estar bajo tu sombra, cobijada en tu seno de amor desbordado

* * * * *

Oruro de palliris, mineros y artesanos estás colmado

Pequeña, dulce y alegre con dignidad el respeto te has ganado

Con tus diablos y morenos al mundo tienes deslumbrado

El poder de tus brazos por todos es deseado

* * * * *

Yo te quiero por noble y bella buscando el futuro anhelado

Que por tu grandiosidad y virtud eres alabada

Tierra bendita de mis antepasados siempre te he glorificado

Porque sólo Dios sabe cómo te he añorado.

lunes, 11 de febrero de 2013

Los carnavales

Como una muy buena banda,
Que con tambor y pistones
Disimula los pisotones
Y los corazones ablanda.

La gente nueva y la vieja,
Al influjo de la banda
Presumen de ser muy pandas
Y nadie se enoja o se queja.

La banda copa las salas
Y en los patios es igual,
Que así sea es muy cabal
Sin regulares peor malas.

Es muy cierto y de veras
Que en carnaval, una banda,
La roca más dura ablanda
Y hasta amansa a las fieras.

Y en este instante me alegra
Saber por un noticioso
Que aquel ser tan peligroso
Que se conoce por suegra,

Tuvo un cambio radical
Y hoy es dulce y muy blanda
Porque bailó con la banda
Hasta de modo informal.

En fin que traspone la raya
Quien incurre en el desliz
De aparentar ser feliz
Y hasta incluso se desmaya

Haciendo tronar la banda,
-no es mentira, es muy cierto-
en un velorio de muerto
y hasta dejó que se expanda.

El que no corre vuela
Tras de la banda el llamado
Y así estén muy escaldados
Corren abuelo y abuela. (Sigue).

domingo, 10 de febrero de 2013

El Carnaval de Oruro

Por: Vicente González Aramayo Zuleta

Oruro, en la cima del Ande

abre su gran valladar al mundo

y el bullicio del antro profundo

desbándase en luces y colorido



Los fantasmas vigilantes cantan,

miles de astas centellean

de los satanaces que espolean

los corceles de fuego y fantasía.



Mirras e inciensos envuelven

las mañanas tibias del estío….

y el batir con energía y brío

el ala soberana del gran Mallcu.



La masa turbia de colorido

el sábado de carnaval ingresa

con sana alegría y entereza

cual si fuera si fuera confeti esparcido.



Hinca la espuela el diablo altivo,

arrastra su vigor el moreno,

son los tobas con gran salto sereno

y el alegre paso de cullawas y llameros.



Gracia de diablesas y caporalas,

semiesferas entre pétalos y acantos

cautivan ojos con sus encantos

de aquel gringo que llega a la villa.



Todos doblan la rodilla al suelo

que recibe sus ritos con candor

cantan, oran y rezan con fervor

ante la morena del Socavón.



Así, el minero carnavalero

envuelto en aromas de copajira

con la ilusión de olvidar suspira

entregando parte de su vida.



El voluptuoso tren arrecia

como aquel vendaval pasajero

con enorme asombro del viajero

y la inmensa dicha del de Oruro.



Y, ya la serpiente multicolor

que por entre calles culebrea

festiva melodía con que ondea

esparciendo dicha por doquier.



¡Oruro, sublime querencia.

Es la madre que espera anhelante

el retorno de aquel hijo errante

al regazo de paz y esperanza.



Oruro, febrero 2013

jueves, 7 de febrero de 2013

‘Tipazo’ (El que vive la vida es un ‘tipazo’)

Solo el alma poseía
dentro del cuerpo metida,
de pronto cambian noche y día.

Conociendo bien su meta,
sabiendo lo que quería,
afinó la puntería
y disparó su escopeta.

Fue el disparo más certero,
disparo con arte y brillo,
un balazo en el ‘codillo’
y eso que fue el primero.

Una casa le pusieron
confortable y ventilada
y por si tal fuera nada,
en un Banco le abrieron

Para él solo una cuenta
y a fin de que mate el ocio
le montaron un negocio
que le da saneada renta.

La gente lo ve en lo raso
e intencionada comenta:
habida muy buena cuenta
este tipo es un ‘tipazo’

Aceptó ponerse el yugo
sin casi emitir protesta,
pero al doblegar la testa
prometió sacarle el jugo.

Y ahora todos como negros,
todas ellas como negras,
sin excluir a la suegra
y por supuesto al suegro,

Trabajando están por él,
que pasa las horas lentas
haciendo miles de cuentas
en un rollo de papel.

Por eso lo ve en lo raso
la gente y siempre comenta,
habida muy buena cuenta,
este tipo es un ‘tipazo’

miércoles, 6 de febrero de 2013

Tiempo feliz con mi abuelo

La percepción dulce y aromática del destilado

de café y la literatura me sobrevinieron, aun niño, como imperecedero hecho simultaneo.

Mi abuelo, Juan Capriles, profundo pensador, esclarecido

poeta y mejor sonetista iberoamericano, me instilaba

su sabiduría adaptando a mi mente la complejidad y

los mensajes siempre edificantes de laureados autores.

Así me hizo digerir suavemente al Stephan Zweig y las 24 horas

de la vida de una mujer; significativo estudio biográfico que enseña

la fecundidad literaria y la capacidad de síntesis.

A Charles Dickens y su Oliverio, calando y apropiándose

de mi imaginación en sus infortunios y el ejercicio de la vida

gansteril que por imposición tuvo a seguir, susurrándome el abuelo

lo cardinal que es el hogar y yo que vivía, de vez en

cuando, aterrado, al consumar mis travesuras por la amenaza

de meterme al horno, en siniestra broma que mi culpa

no comprendía y analogía hice con Oliverio cuando días

había de nulo botín.

El Werther de Goethe, clásico inequívoco de las decepciones

de adolescente en el amor y la morbosa persistencia en las

vivencias platónicas, adapto y leyó con embargante ternura,

sacudiendo mis incipientes sentimientos, orientándome a asumir

siempre la expresión y comunicación del amor a la mujer,

sin dilaciones no importando los tartamudeos ni las mejillas

color bermellón, concluyendo que la vida, por una decepción

no se atenta ni interrumpe.

La inutilidad de las guerras y los enfrentamientos sangrientos

por ideologías contrapuestas me esbozo con impresionante

realismo, en los Episodios Nacionales de Pérez - Galdós.

La admirable personalidad y vertiente literaria de una gran mujer

como María Josefa Mujia, disminuida al máximo en un vital sentido,

con estoicismo siguió su vocación creando bellas y desgarradoras

obras en las letras, en coordinación perfecta de su mente y escritura.

Preocupose mi preceptivo abuelo de dejar semillas en mi mente

que infieran en lo vital de persistir a los llamados internos que decanten

en la vocación.

La detonación y el gran silencio de su principal soneto significa

me dijo, mirándome con ojos de emoción enjugada, la transición en

dejar de vivir para seguir viviendo.

Dr. Raúl Pino-Ichazo T.