domingo, 10 de febrero de 2013

El Carnaval de Oruro

Por: Vicente González Aramayo Zuleta

Oruro, en la cima del Ande

abre su gran valladar al mundo

y el bullicio del antro profundo

desbándase en luces y colorido



Los fantasmas vigilantes cantan,

miles de astas centellean

de los satanaces que espolean

los corceles de fuego y fantasía.



Mirras e inciensos envuelven

las mañanas tibias del estío….

y el batir con energía y brío

el ala soberana del gran Mallcu.



La masa turbia de colorido

el sábado de carnaval ingresa

con sana alegría y entereza

cual si fuera si fuera confeti esparcido.



Hinca la espuela el diablo altivo,

arrastra su vigor el moreno,

son los tobas con gran salto sereno

y el alegre paso de cullawas y llameros.



Gracia de diablesas y caporalas,

semiesferas entre pétalos y acantos

cautivan ojos con sus encantos

de aquel gringo que llega a la villa.



Todos doblan la rodilla al suelo

que recibe sus ritos con candor

cantan, oran y rezan con fervor

ante la morena del Socavón.



Así, el minero carnavalero

envuelto en aromas de copajira

con la ilusión de olvidar suspira

entregando parte de su vida.



El voluptuoso tren arrecia

como aquel vendaval pasajero

con enorme asombro del viajero

y la inmensa dicha del de Oruro.



Y, ya la serpiente multicolor

que por entre calles culebrea

festiva melodía con que ondea

esparciendo dicha por doquier.



¡Oruro, sublime querencia.

Es la madre que espera anhelante

el retorno de aquel hijo errante

al regazo de paz y esperanza.



Oruro, febrero 2013

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