en una tierra rica y fecunda
niños reducidos a la miseria,
nutridos por manos frías e innobles?
¿Es ese llanto trémulo un canto?
¿Puede ser un canto de alegría?
¿Y tantos niños pobres?
¡Esta es una tierra de miseria!
Y su sol nunca brilla,
y sus campos son yermos e incultos,
y sus caminos están erizados de espinas:
¡Reina aquí un invierno eterno!
Porque adonde brilla el sol,
y adonde cae la lluvia,
los niños no pueden tener hambre,
ni puede la miseria consternar nuestra mente.
William Blake
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