Sobre mis rodillas donde el vestido se ciñe
Como un nudo sedoso de negror argentado
Se abre el libro de láminas
Donde triunfan el oro y los tonos primarios.
Contra mi faz color de dátil
Echa el viento de la próxima noche
Los cabellos cortos y sombríos
Que tienen, bajo el tramonto, un joven reflejo de cobre.
La tarde se abre en caminos
Como una granada madura.
¿Por cuál de ellos llegará el sueño de hoy?
Cuando mis párpados se aquieten
Sobre las pupilas nocturnas?
Yo quiero un sueño que me compense de este día
Claro, vacío, monótono
Como si fuera hecho de loza limpia,
De loza blanca, sin una estría de azul o de rojo.
Día que yo quisiera tener entre las manos
Para hundirlo en un charco o mancharlo de polvo.
Yo necesito el sueño más loco.
Elegiría el que tuviese
Un gorro de titiritero
O la cara tatuada o fantástica.
El que tomándome de la mana
Me dejara de un salto en Sagitario o en Alfa.
Sobre el libro de estampas
Inclino mi faz color de dátil
Mientras el viento de la próxima tarde
Me pasa, por la nuca, sus dedos ágiles.
¡Ah, cómo le agradezco al viento llanero
Esta mentira de beso ávido
Que hace descender por mi espalda
El relámpago de un escalofrío olvidado!
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