Gracias a Usted –con mi mano sobre el corazón
Que no sabe lo mucho que me ama:
Por mis noches tranquilas,
Por los encuentros de las crepusculares horas,
Por nuestros no paseos bajo la luna,
Por el sol que no existe encima de nosotros,
Por el dolor que no siente, lamentablemente,
usted por mí,
Por el dolor que no siento, lamentablemente, por Usted.
3 de mayo, 1915
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