Tenía esa blancura que tiene la magnoliabajo el verdor lustroso y en sombra de su árbol;el brazo era más blanco que el rostro, el pecho másque el brazo, el muslo más que el pecho...un blanco vago, adolescente, crudo, mate,que daba al almala nostalgia incurable del amor dulce y casto,el pobre amor que cae, sangriento y sollozante,¡bajo el ímpetu torvo y ardiente de los años!¡armonía cerrada, beso limpio, secretorespetado! ¡pasión que quedaba en los brazos,que se hacía ideal, que moría de penajunto a la tibia fuente de los ojos con llanto!
Juan Ramón Jiménez
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