Tiene este libro un olor que me recuerdael olor que tenía mi madre. Un sosegadoaroma de recato, sin explosión, esenciaíntima de un placer vivo y velado…Cuando pasaba ella, lo dejaba tras sícomo una vaga estela de dolor resignado…¡Domingos de mi vida! ¡Cielo azul de aquel puebloque pudo ser la dicha y sólo fue el cansancio!¡por mi nostalgia yerma, olor, como mi olorde lágrima secreta y contenida..! bálsamoque al tiempo mismo es recuerdo y pesadumbre;yo pude haberlo hecho y no lo hice…¡el llantono sirve para nada, cuando el remordimientono tiene cura, cuandohay una cosa negra, que pudo ser de oro,que no se borra, que es, como este olor, amargo!
Juan Ramón Jiménez
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