Nos iremos de la tierra
de día o de noche,
de tarde o de mañana,
con frío o calor,
al final de nuestro día,
llegará la tarde,
y tendremos que irnos,
pero volveremos.
Viajaremos como los ríos
que navegando sueñan,
se van y se ahogan
en algún lejano mar,
nos iremos en los días,
los meses y los años,
años de luz llegando
de piadosas estrellas.
Caminaremos, viajaremos en soñadas alfombras
que caprichoso, teje con nubes un suave viento;
nos guiará en la noche la estrella de los sueños,
la estrella de Belén; la que siguieron los magos.
Regresaremos a la tierra, a sus bosques y aromas
cuando florezcan en tu jardín los cempasúchiles,
y ciñan sus coronas de blancas y diminutas flores,
en las costas, imponentes y majestuosos bocotes.
Regresaremos cada día de los fieles difuntos,
el día de Todos Santos y de los Santos Inocentes,
cuando en la tierra se encuentren y perdonen,
fundidos en abrazos almas de vivos y muertos.
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