Hoy que me he tomado el tiempo libre,
que tengo la dicha de contemplarte,
de dibujar con mis ojos línea a línea los años que te marcan.
Y al mirarte me miro, veo que el tiempo marcha de prisa,
que falta la vida para agradecerte tantas cosas,
para decir que el ser que habita en ti ha vencido.
Siento que al ver como duermes una parte de mí se destroza,
que esa lágrima que cae de tus ojos
y ese beso que duerme en tus labios
no es más que pedazos de estrellas
que alguna vez un ángel las trajo;
para iluminar este cuarto vacío,
para alimentar este cuerpo sin vida.
Hay tanto en ti que me recuerda
la vejez que nunca tuve,
duermen tantas risas en ese sueño profundo que tienes.
Como quisiera creer que existe lo eterno,
lo inevitable.
Que no se conoce el tiempo,
que tus manos solo pasarán por invierno
y que luego llegará primavera para hacer florecer tus sueños.
Entonces el mundo valdrá la pena,
entonces creeré en la existencia de un ser divino,
allá en el cielo.
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