Me aprisionan las cadenas
están bañando lentamente mi cuerpo de agonía
y alumbran como dioses un infierno cada una.
Pero existe la oscuridad eterna
que oculta los ojos brillantes del demonio
y lo maldigo eternamente
conmovida por la sangre derramada.
Se ennoblece mi alma a lo lejos
como si supiera que ha matado al mal
que con puñales de venganza
mata el cuerpo ya muerto
de quien lo ha herido.
Malditas noches eternas de lágrimas
que mojaron el desierto
por todos los muertos que lloraron
buscando esperanzados un secreto.
Quedan huellas en la piel
queda la misma luna que vio el sufrimiento
quedan las cadenas que marcan el recuerdo
y en los muros aún queda el eco de un lamento.
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