Con los ojos velados,
Me dijo así la amiga:
“–¡Soy huérfana, Rosario;
y es tan triste mi vida. . .!
Ni un brazo cariñoso
Para apoyarme tengo.
Siempre he vivido sola
Con mi dolor inmenso. . .”
Yo suspiré: “–¡Más dura
Y horrible es mi tragedia!
Si a tu madre perdiste,
¡puedes llorarla muerta!
A mi me abandonaron
Y me dejaron sola. . .
Madre, fortuna, hermana. . .
Nada me queda ahora.
Ni aun el dulce consuelo
De llorar en su tumba. . .
¡Ya ves que mi tragedia
es peor que la tuya!”
No hay comentarios:
Publicar un comentario