miércoles, 1 de marzo de 2017

Candelaria, Virgen del Socavón de la mina

De: Marlene Durán Zuleta

Desde el verbo amor

un ángel mensajero

anunciaba que la geografía de tu vientre pronto abarcaría un

horizonte, un latido,

un salmo de vida, para

resumir la oscuridad del

mundo en una lumbre

en un albor.



Ese fruto que crecía y nadaba

en tus entrañas,

milagro, canto litúrgico,

mensaje mítico

prodigaba tu gloria para la eternidad.



Ese hijo endulzaba tus sentidos,

llenaba de aroma y resplandor,

llegó el día en que nació el astro,

Jesús inmortal.



En el cosmos tu nombre

se ha multiplicado

y aunque has vivido lejos

de este rescoldo,

tu imagen ha tomado varios nombres,

sin fin de historias

de credos y serenatas.



Carismática y dulce

elevada a los cielos como tu hijo Jesús

en este santuario,

has traducido el destino

de los mineros,

hombres que viven abajo,

en los niveles de agua

donde lo sombrío es infinito

y la muerte es cercana.



Virgen,

luces sagrada en este socavón,

frontera del bien y del mal.



Se siente aroma de incienso,

tu faz delicada y angelical

observa a los siervos y peregrinos

que se arrodillan

y con sollozos

piden misericordia,

por los males que hicieron

o por los bienes que recibieron.



Madre de Jesús,

ayúdanos a despertar

en tu luz,

libres de escollos y temores.

Has vivido en un calvario

y tu fortaleza ha turbado al cosmos

que se guía por el evangelio.



Te evoco desde el alma,

la tierra incesante en su visión,

sigilosamente retrocede,

al aire se vuelve irrespirable,

hay territorios donde la lluvia

es incesante

o la sequía agrieta el suelo,

la tierra se vuelve más pobre

cieno incontrolable,

entonces, el cielo parece

marcar el paso de los días.



Inmaculada,

Virgen milagrosa

elevo esta oración,

honda en el tiempo

y en tu gracia.



Perdóname

si no descifré tu palabra,

si deje poblar en el espectro

de la oscuridad

gélidas dudas,

por evocar algún plenilunio,

o por trasnochar en el insomnio

y concentrar a mis ojos

con la sombra.



Eterna,

justa y bienaventurada,

Candelaria, Virgen del Socavón

de la mina,

que el polvo de los años

en el vértigo de poder

que se desata,

la eucaristía

y la fe nos amparen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario