Mar profundo y misterioso,
arroyo dulce y armonioso.
Reflejo multicolor en el aire,
guarida de luz y de calor…
Ósculo dulce y apasionado,
todo eso y más, eres tú…
Eres el albor candor de la nieve,
llevando en cada uno de tus copos
y en la suavidad de tu palabra,
ternura, alegría,
esperanza y sonrisas,
amor, dulzura y sabiduría…
Mensajera eres tú de mi destino,
oriflama orientando mi camino.
Todos los días tengo tu presencia,
ungido por el beso de tus labios
y el temblor de tu cuerpo junto al mío.
Óleo sagrado, purificando mi vida…
Después de ser, en toda mi existencia,
esperpento rechazado por el mundo,
roca fría, dura y solitaria,
oscura y sin brillo;
me fui transformando en flor
y en fruto, por el milagro de tu amor…
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