Para no merecer regalos
Que los había de palo
O también de pura lata.
Regalaba hasta el tacaño,
El rico, menos que el pobre
Y nunca faltaba un cobre
Para cumplir todo el año.
Al menos algún guarapo
Estaba obligada a invitar
La que se hacía regalar
Una muñeca de trapo.
Nunca ocurrió ni en la China
Que a un tierno cumpleañero
Le enviaran con mensajero.
lata vacía de sardinas,
Con un mensaje así escrito:
Esta no es lata cualquiera,
Te lo digo bien de veras…
Es un lindo camioncito
Con su pita por delante,
Que te va a gustar y tanto
Que derramarás tu llanto
Para ir sólo al volante.
Se regalaba también ropa,
Camisas o pantalones.
Y para pelar los talones
Unos botines de tropa.
De la lista de regalos
Nunca fueron retirados
Artefactos ya usados
Y no eran los más malos.
Y aunque poca gracia hacía
Siempre llegaba primero
A casa del cumpleañero
El de las manos vacías.
De todos en la mirilla
Se ubicaba ese invitado
Que llegaba bien peinado,
Y de regalo… una pastilla.
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