El padre en la vida es símbolo de vital
elemento guardián de profundo secreto
del amor humano,
ser de trabajo lleno
y arruga marcada por el tiempo
su voz severa, segura y calmada
ofrece refugio y abrigo.
Su sonrisa franca, sincera
y abierta acaricia el sentimiento
su consejo sabio, cubre con cariño
y guía el pensamiento.
Nos entrega su fuerza y corazón
de hombre sincero y tierno,
enseñándonos a dar los primeros pasos
al tierno retoño.
El padre en el hogar es representante
del soberano con corona de laureles
que lleva en su cabello cano,
hombre único, a él brindamos
nuestro amor eterno
por dar a la Patria valiosos hijos
de trabajo honrado.
En el pasado somos apenas un niño
y él viajero
trabajador, comerciante
y sembrador hogareño,
su escuela nos mostró primero
a conocer el sendero
para triunfar en la vida como
sin par misionero.
El padre no muere nunca, siempre está vivo
en el recuerdo imborrable del eterno genio,
pequeño o grande soy el mismo hijo adorado,
como siempre soñó, hombre de bien y laborioso.
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