Gracias porque sé
que cuando no hay
nadie tú estás ahí
gracias porque
escuché tu voz
cuando odiaba el silencio.
Gracias porque cuando quise huir
encontraste mis manos
para no dejarme caer.
Gracias por mirar mis ojos
cuando veía un abismo
por hacerme saber
que al final de todo
estoy bien.
Gracias porque puedo
tenerte siempre
por escuchar cada una
de mis palabras
por abrazarme fuerte
cuando lloraba
por saber callar cuando lo necesitaba.
Gracias por verme llorar
y dejar desahogar mis penas
por saber divertirme
y hacerme reír
por mojarme para saber que el agua es fresca.
Gracias por hacerme fuerte
con tu humildad
gracias por hacerte débil
para poderme amar.
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