lunes, 23 de mayo de 2016

A mi madre


Por los campos azules

caminaba mi madre

transparente y diáfana

como tarde de abril.



Al rasgarse una nube

la vi cual una diosa,

mas bella que la aurora

mas bella que la flor.



Sus ojos al mirarme

irradiaban dulzura,

y me tendió sus brazos

con infinita ternura.

No pude contenerme,

la llamé suplicante:

Madre, madre, -le dije-

! Mi madrecita amante...!



Los sollozos me ahogaban,

de mis ojos las lágrimas

por mi cara corrían

y la tierra reseca, humedecían.



"No llores, hija mía

- oí que me decía-

No llores, hija mía,

turbas mi corazón"

Vi por un instante

nublarse su semblante

y tuve mucho miedo

verla desaparecer.



!Oh, madre, madre santa!

no quiero verte triste,

lo único que quiero

es irme allá con vos.



Pues, sé que son las madres,

amor de los amores,

los ángeles custodios

y el corazón de Dios.

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