porque un día en el albor de la vida, del perdón y del amor
recuerdo entre la tenue figura que mi mente
entonces tejía
al ángel de Dios que me unió a ti con amor.
Soy feliz, luz de mi vida, eternamente mía
porque desde aquel día, entre llanto, alegría y
dolor
y entre sublime ternura y el canto de las aves en melodía
siento en mi alma la llama de tu pasión arder con esplendor.
Soy feliz, mi eterna flor, mi luz del día
porque son tus manos las que tejen mi vida con dulzura y fervor
y son los hilos de tu amor que hacen de mi ser que el ángel quería tan parecido a ti y a imagen y
semejanza de Dios creador.
Soy feliz, mi aliento de vida, mamita mía
porque es tu dulzura y tú humilde figura que
brilla con gran resplandor
si el destino en algún recodo del camino de la vida de ti me alejaría
será tu amor la luz que me guía noche y día para marchar sin temor.
Soy feliz, querida madre mía
porque de ti y Dios sólo emana ternura y
abundante amor
aunque el dolor te corroe el alma y te deja en
agonía
tu cumplida misión materna te consagra al Dios de la vida y del amor.
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