Por el camino de siempre,
en tu duro peregrinar,
al lado adverso a la primavera,
llegas a límites mínimos;
sin tapujos
De envolvente sacudida…, no
otra cosa es tu sentida presencia;
visitando de allende los mares,
con sábanas de encantadoras florestas;
consigo trayendo brisas frioleras,
a éste terruño.
Dibujando a tu paso…, líneas difuminadas
de flores desvanecidas por el hielo;
desenvainando a la vez
hacia estos jirones
cartuchos en ráfagas
de escarcha.
Aquí me encuentras otra vez;
tiritando de frío, donde los tenues,
rayos del sol no calientan sino…,
hasta el borde del medio día.
En estas alturas, de madrugada,
es cuando "calas", los bordes de mis huesos;
así, en lenta aspiración…, siento de ti;
tu hostil compañía
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