estuve en Japón
y en Plaza de Mayo
escuchando a Perón.
Estuve en rubias
y morochas
y con alguna
jugando a las bochas.
Estuve en entierros
y en nacimientos
sintiendo siempre
nuevos alientos.
Estuve en horrores
y estuve en amores
pero siempre buscando
nuevos olores.
También estuve en el cielo
entre las nubes
buscando un angelito
pero no encontré
ni siquiera un pajarito.
Lo único que puedo decir
de esta forma de vivir
es que nunca pude estar
flotando en el mar
jugando al billar.
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