que, en el jardín de la existencia mía,
a verlas deshojarse día a día,
preferí siempre deshojar sus flores.
Cuando más encendidos sus colores,
mueren en su triunfante lozanía. . .
¿Más triste que la muerte es la agonía
de un amor, entre dudas y temores. . .!
¡Triste fin de un amor, cuando, engañoso,
quiere fingir que a su pesar nos deja;
y más ofende, cuando más piadoso. . .!
Y ¿qué lograra la importuna queja
del ofendido corazón celoso?
¿Quién retiene al amor, cuando se aleja. . .?
Jacinto Benavente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario