martes, 27 de diciembre de 2011

El fin de los pobres

JUAN CHAVEZ LA SERNA

Para el pobre, las palabras no tienen significado real por eso imitan simplemente

Los pobres no pueden alterar el significado de una palabra razonablemente.

Por eso a los ricos no les interesa enseñar a los pobres.

El rico es casi inmortal, es todo poder.

El pobre está muerto en vida, solo existe.

Los vestidos de los pobres, o son muy largos o son cortos porque nunca lo compran.

Un pobre jamás tocará un violín, sólo la quena o el sicu por que su vida es llorar como el sonido de estos.

Los pobres no pasean, deambulan simplemente de una lado a otro.

Ser pobre es como un hueso de pez de río seco.

El pobre no baila, se arrastra simplemente.

El pobre no canta, sólo gime.

Para los pobres, saludar es como hincarse en el suelo ante los ricos.

Cuando el pobre se fotografía, su único orgullo es salir tieso como un tronco.

Ser pobre es ser, nada, pero sirve para algo, como el arroyo cuando ya no hay lágrimas.

El pobre se enreda al hablar y tiembla al escribir, porque finalmente sus manos débiles al agarrar el lápiz a veces se desliza sin vida hasta el suelo.

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Pero el que tiene fe en Dios y en sí mismo, no necesita tener riquezas para alcanzar la paz y la felicidad eterna, ya que, finalmente todos por igual, estaremos en el mismo espacio de tierra otorgado para el destino final.

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