Espero que la vida me dé tiempo
Para poder escribir todas las cosas
Que mi alma ha vivido intensamente.
En la infancia, la alegría
De una madre santa,
En la juventud, los sabores
Placenteros y también amargos
Que acarrea el amor. . .
Y después, el deseo vehemente
Que el hijo amado
Se convierta en hombre
Y se diplome un día.
Y en el atardecer de los años,
El recuerdo de lo vivido
Se mezcla con el temor de la muerte,
Y es entonces que a la vida
Nos aferramos con todas las fuerzas
Olvidando a menudo que en este mundo
Nada, ni nadie es eterno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario