del barrio, el más pequeño,
parezco un perro sin dueño
y de mi vida, hablar quiero.
Hablar quiero, pero dudo,
No porque falle mi lengua
Ni por sufrir de una mengua
Ni por llevar en la boca nudo.
Lo que me pasa es sencillo:
Yo vine al mundo de Dios
Por poco privado de voz
A causa de un bruto frenillo.
De todas maneras mascullo
Y si mi lengua se empeña
Y me ayudo con las señas,
Hasta es perfecto mi arrullo.
Más que bien me hago entender
Y si estoy de buena racha
Si es que arrastro mejor facha
Hasta en chino puede ser.
Mas padezco algo raro tal vez
Que me avergüenza… y mucho
Contra lo cual tanto lucho
Parado firme en mis dos pies.
Tengo un largo ir y venir
Por del pueblo, sus caminos,
Algo así cual peregrino
Del que se quieren reír,
Tanto propios como extraños,
Igual hembras como machos,
Iguale los sobrios o borrachos,
Y rangosos que tacaños.
Soy desdichado, en suma
Y me miro a diario al espejo,
Me río del pobre viejo
Y el buen humor se me esfuma.
Me quejo, todos los
días me quejo,
por ser inservible y feo
y porque en los ojos
de otros veo
solo la burla para este viejo.
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