tal vez sin rima,
pero con mucho sentido
y sentimiento no mentido,
musitándote al oído,
reclamo por tu olvido.
Te fuiste y no me extraña,
que aún no llegue el mañana,
que enamorados e inocentes,
soñamos aún adolecentes,
y aunque por toda respuesta,
por lo dicho te muestras molesta,
Para mí…sigues siendo ¡Orureña!
La mujer dulce, leal y buena,
con el que todo hombre sueña,
de su destino y hacienda,
hacerla…la sabia dueña.
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