Vamos a mirar el lago,
vamos a mirar.
Vamos a mirar la nieve,
vamos a mirar las garzas.
Vamos a mirar
el totoral.
Hacia el lúcido país
de su mocedad va el agua
en cristalina piragua
empavesada de anís.
¿Por qué no vienes, laurel?
¿Por qué no trébol, espuma,
tu también, sonora pluma,
silbo de ebriedad y miel?
El aire pulsa feliz
su lira, se balancea
la nube en lo alto, flamea
protocolar el maíz.
Sobre la arena lustral
¿Te detendrás, cierzo andino,
a aspirar el rubio vino
que derrama el sol rural?
Penas despeina la luz,
despeina que te despeina
la cabellera de reina
con un peine de orozuz.
Y siendo abril, de perfil
por pudor, la margarita
concede al fin una cita
al porfiado toronjil.
¿No es un anuncio nupcial?
Pues que bailen, por principio,
las rosas del municipio
y el gladiolo festival.
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