martes, 1 de noviembre de 2016

Lo que yo quiero

Almafuerte
I

Quiero ser las dos niñas de tus ojos,

las metálicas cuerdas de tu voz

el rubor de tu sien cuando meditas

y el origen tenaz de tu rubor.

Quiero ser esas manos invisibles

que manejan por sí a la Creación

y formar con tus sueños y los míos

otro mundo mejor para los dos.

Eres tú Providencia de mi vida,

mi sostén, mi refugio, mi caudal;

cual si fueras mi madre yo te amo. . .

¡y todavía más!

II

Tengo celos del sol porque te besa

con sus labios de luz y de color. . .

¡del jazmín tropical y del jilguero

que decoran y alegran tu balcón!

Mando yo que ni el aire te sonría:

ni los astros, ni el ave, ni la flor,

ni la Fe, ni el Amor, ni la Esperanza,

ni ninguno, ni nada más que yo.

Eres tú Soberana de mis noches,

mi constante, perpetuo cavilar:

ambiciono tu amor como la Gloria. . .

¡y todavía más!

III

Yo no quiero que alguno te consuele

si me mata la fuerza de tu amor. . .

¡Si me matan los besos insaciables,

fervorosos, ardientes que te doy!

Quiero yo que te invadan las tinieblas

cuando ya para mí no salga el sol.

Quiero yo que defiendas mis despojos

del más breve ritual profanador.

Quiero yo que me llames y conjures

sobre labios y frente y corazón.

Quiero yo que sucumban y enloquezcas. . .

¡loca, sí, muerta, sí, te quiero yo!

Mi querida, mi bien, mi Soberana,

mi refugio, mi sueño, mi caudal,

mi laurel, mi ambición, mi santa madre. . .

¡y todavía más!

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