zapatos del siglo pasado,
zapatos que hoy en día
ya fueron olvidados.
Él las usaba en los días
de intenso calor,
no quiso usar las famosas
chinelas Ipanema
que un Día del Padre
le regalé.
Con una sonrisa
en los labios
las chinelas me devolvió,
lo siento hija pero
con mis abarcas
me quedo yo.
Las abarcas de mi padre
las guardé cuando
él murió y hoy,
al verlas de nuevo
me las imaginé
en sus pies.
Las abarcas de mi padre,
zapatos del siglo pasado,
han quedado como
testigos mudos de muchos
caminos andados.
Caminos que le llevaron
por senderos olvidados,
vías que recorrió cuando
en esta tierra vivió.
Las abarcas de mi padre
hoy de nuevo las guardé
en el baúl de los recuerdos
donde siempre
las conservaré,
porque ellas fueron
las que cobijaron
sus cansados pies.
Rosario Núñez Mendía
Sencillamente no tengo palabras para comentar esto.
ResponderEliminarGracias