Me hace daño la luz de la ventana;
debe estar la mañana muy hermosa.
Voy a pedir a mi mamá una cosa:
que me lleve a la Quinta una mañana.
Si se convence de que tengo gana,
me pone el traje de color rosa.
Echo mano a cualquiera mariposa,
y hago un regalo espléndido a mi hermana.
Pero, ¿por qué no viene a darme el beso?
¿No se habrá levantado todavía?
¿Querrá dejarme en la camita preso?
¡No! Ya siento sus pasos. . . ¡Virgen mía!
De todo me acordaba, menos de eso:
¡de la esponja y del jarro de agua fría!
Tomarme con esta poesía hoy en este momento es lo más hermoso que pudo pasarme. No tengo el recuerdo de una madre tierna o amorosa y por mucho tiempo la juzgue y recrimine, sin embargo le canto y recito a mis hijos una ronda que nunca olvido, un poema que repito con mucho amor que habla de familia y esta poesía que solo recordaba partes y si las aprendí es porque las repitió muchas veces por lo tanto ... Si me quiso
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