domingo, 17 de marzo de 2013

El oficial de caballería


Porque en verdad tenía
las piernas arqueadas
echaba parrafadas
de la caballería.

“Yo me pasé la vida
montado en un caballo,
tengo en las nalgas callos”;
era su consabida

y diaria perorata;
“no habían de mi talla,
gané muchas medallas
de oro y de plata

Como mejor jinete”,
decía y lo juraba
y luego enseñaba
un desgastado fuete

Que dizque en el Chaco
Quitó a un paraguayo
Que huía como rayo
Sudando los sobacos.

“Yo fui un oficial,
-juraba entusiasmado-,
y hubiera alcanzado
siquiera a mariscal

Pues potro no existía
en todos los lugares
que cuando en sus ijares
mis espuelas hundía,

No andase sillonero;
en una cabalgata
era cual garrapata
prendido de mi apero.”

¿Eran historias ciertas
las que nos relataba
Y que a todos dejaba
Tamaña boca abierta?

Tal vez… Mas fue lo malo
que lo tumbó de bruces
y le apagó sus luces
un rucio hecho de palo

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