al díscolo pequeño:
“Búscale niño al sueño
antes que venga el bulto”.
Y era grave insulto
decir de una pelada:
“La pobre desdichada
asusta como un bulto”.
Si aún estando ocultos
nos sorprendía la vieja
besando a la corteja,
la cosa era de bultos.
Y grande era el tumulto
si en la lóbrega tapera
salía la calavera,
la calavera bulto.
“Anoche mi marido,
el pobre ya sepulto,
estuvo haciendo ruido,
su misa quiere el bulto.
En noches de surazo
el bulto aparecía.
(la sangre que se enfría
y cruje el espinazo).
Paseaba por las casas
de renegridas tejas,
decían que su traza
era la de una vieja,
Que alma en pena era
de alguna mujer mala,
sus pechos son de chala,
de lana sus caderas.
Se ríen hoy del bulto,
se ríen a cual más,
pues dicen que el sepulto
bien bajo tierra está.
Quien para los zapatos
se acaba de verdad,
no escapa ni con trato
con Dios o Satanás
Gustavo Adolfo Baca
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