lunes, 21 de mayo de 2012

Perplejidad

Qué cosa extraña, Lejana:nunca te recuerdo desnuda,siempre llevas algo puesto:un abrigo rojo,una falda largay, en pleno verano,una blusa cerrada. No, nunca amanecen enmi memoriatus senos descubiertos,ni tus muslos,ni el fino triánguloque cubría tu sexo.

Tu desnudez permanececomo una flor en la sombra,como si alguien me castigaradevolviéndoteno sólo a tu misteriosino también a tu virginidad. Y pensar que, entonces,ardíamos juntoscomo un par de leños. Qué riguroso, Lejana, el modoen que volvieron a vestirtelas manos del tiempo.

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