Recuerdo las tardes juntos,
irradiando amor los dos,
mientras el ardiente sol,
como una moneda dorada,
destellaba luces de colores.
Será que ese atardecer
nos enceguecía a los dos,
porque de ese mar
de mutuos juramentos,
ya no queda nada.
Por qué, ahora,
que pasó el tiempo,
esos encuentros juntos,
me parecen tan lejanos
que apenas los recuerdo.
Las cosas que pasamos juntos,
igual que el atardecer se esfumaron,
más aún cuando lo vivido contigo,
parecía sólo un cuento de hadas.
Que tardes aquellas,
llenas de amor y pasión,
juntos tu y yo,
éramos el uno para el otro.
Cuando fijo mi mirada en las tardes,
con un suspiro desde mi alma,
recuerdo nuestro idilio de amor,
que creíamos nunca iba a acabar,
pero, se fue, como el atardecer de un invierno.
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