nunca su origen expuso
Pero él se las compuso
Entre japonés y chino.
-Que por mentir venga un rayo
y lo parta por mitad,
pues la única verdad
es que era camba y guarayo.
No faltó un aburrido
que antes que de dos yemas
se hiciera este problema
opinase es mal parido.
Era afecto a las copas
y poseía un negocio
del que era dueño y socio
como buen lavador de ropa.
Ropa corriente completa
lavaba de noche y día
y también se las valía
con la fina y de etiqueta.
Aunque poco el caso se daba
de lavar la de etiqueta,
siempre tenía una treta
y hondo las uñas clavaba.
Y un estribillo compuso
para sus cobros clavar:
no le puedo rebajar
pues mi lavado es en ruso.
Un hombre maduro ya era
y alardeaba con ardor
de que en joven fue peleador
y se medía con cualquiera.
Menuda y frágil su esposa,
la vecindad la observaba
porque al marido mandaba:
contra una roca, gozosa.
Japonés, chino o guarayo,
el vecino de esta historia,
según repetía de memoria,
sólo le temía al desmayo.
Desmayo del que con flema
y en tonos muy reverentes,
él llamaba ante la gente
simplemente de dos yemas.
(Sigue)
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