lunes, 24 de octubre de 2011

De apodos y otras yerbas (III)

Provocaba gran desbande
Aquel petizo rechoncho
A quien caía bien el poncho,
Por tener la boca grande

El apodo boca ‘e sapo,
El sólo así tratarlo
Daba para lanzarlo
Tras de uno a sopapos.

Era profesor de escuela
Y tan grande su boca era
Que abría su boca entera
Y mostraba tongolí y muelas.
Si no sabe todavía,
Bueno es no se sorprenda
Y que ya nomás entienda
Porqué Sapo Alcalde había.

Por el apodo de Pato,
Más de un varón respondía
Y aun quedan todavía
Para un muy largo rato.

Hubo al menos algún tronco
Que a la par de oír de Pato
Debió de aceptar el trato
Familiar de Pato Ronco.
El apodo Cara e Pato.
Según la gente mentaba,
Ni con jabón se quitaba
Y hasta caía barato.

Y siendo apodo Pato
En mismo juego caía
Fuese de noche o de día
El muy cachazudo Gato.

Mas transformado en apodo
Lo de Gato se cambiaba
Y por Michi funcionaba
Con gracias, mañas y todo.

Mejor le caía el saco
A un cierto personaje
Que por sus diversos gajes
Optó por ser Michi Flaco. (Sigue)

No hay comentarios:

Publicar un comentario