Por la talla u otros lados
Caía como encargado
El breve apodo de “Sapo”.
Mas la verdad limpia y pura
Es que “Sapo” no era enigma
Sino franco y cabal estigma
A las más grandes feúras.
En familias, a montones,
Casi siempre había un “Sapo”
Y al paso un boca ‘e trapo
Que hacía eco en mil rincones.
No era voz de un sabidillo
Lo de “Sapo” como apodo
Ni caía al pelo a todos
Los con el cuero amarillo.
Quién no supo de un chapozo
Y al mismo tiempo hasta guapo
Que cargó su apodo “Sapo”
Hasta después de irse al pozo.
Hasta hubo un “Sapo Zarco”
De ancho y largo camino
Y dizque el apodo le vino
Desde lejos y por barco.
No se sabe a qué pito
A “Sapos” del mismo cuero
E incluso de cuerpo entero,
Los trataban de “Sapitos”
Eran raras en el mapa,
Pero las hubo también
Y al parecer más de cien
Unas bien vistas Sapas.
A los de mayor edad
Con sus arrugas y canas
Se les gritaba con ganas
“Por allá va “Sapirá”.
De lengua fina e inquieta,
Dijo de otro, un vecino,
Y no lo entendieron ni chinos:
“¡Qué tipo más “Sapopeta!” (Sigue).
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