lunes, 31 de octubre de 2011

De apodos y otras yerbas (IV)

Desde enero a diciembre
Y a lo largo de su vida
Le decían Nalgas Curtidas
Por viviente de curtiembre.

Pata e Lápiz fue el apodo
De un respetable vecino,
Un buen tipo, no dañino,
Que conoció el pueblo todo.

Tenía una hija alhaja,
Llena de gracias y curvas,
Que al mirarla uno se turba
Y pregunta “¿lleva faja?”
Un gringo con ella topó
Y por ser persona grata
¿Tener ustes de pencil pata?
De un solo envión preguntó.

Con el silbato en la boca,
Árbitro de fútbol era
Y las barras vocingleras
Le decían Petaca Choca

Porque al pobre la cintura,
Sin ser día de su santo
Le creció la panza tanto
De comer huevo y verdura.
Era un recio varón,
Mujeriego e inquieto,
Mas con falta de respeto
Lo trataban de Capón.

Rebasó de su persona
Ese apodo, qué macana,
Pues a sus guapas hermanas
Motejaban de Caponas.

Su estirpe fue recoleta
Y hasta hoy día se lo añora
Como persona rectora,
Al maestro Pipieta.

Por un montón de motivos
Que no viene al caso explicar,
Hubo y aún dan que hablar
Los tan ocurrentes Chivos. (Sigu

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