piel morena y voz pulida por el silencioso monte
por mi figura respiran los tupidos bosques de la luna
y en mi mirada emerge muerta la ternura del alma.
Alma tienen estos montes que me acunaron
bondad de raíz humedecida por la música del viento.
Viento ha sido mi alma agarrada a la fe que resucita
qué más da retornar a la luz sedienta
si de pura sed puedo convertirme en agua.
Jesús Urzagasti
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