CUANDO a mí llegó el amor
envuelto en celeste gracia
Dios hizo un milagro nuevo
y en mi noche se hizo el alba.
Me trajo el cielo en sus ojos
y la dicha en su palabra
y en sus labios la dulzura
que ha tanto tiempo esperaba.
Por eso por este amor,
en la torre de mi alma
toca un carillón a gloria
con sus alegres campanas.
Sonad campanas de oro.
Sonad campanas de plata.
Sonad que se están queriendo
un poeta y una santa.
LAS SENDAS INÚTILES
De nada me sirves, senda,
si no me llevas a Ella.
Yo te envidio, ¡oh! pajarillo,
que vives ebrio de fiesta,
porque tienes el amor
de tu feliz compañera.
No cantarías así
si, como yo, padecieras
esta enfermedad extraña
que me produce el no verla.
Por eso voy a cantar
–pues quiero que Ella lo sepa–
la copla que el corazón
compuso entre pena y pena:
“Caminos tiene los cielos.
Caminos tiene la tierra.
Pero de nada me sirven si no me llevan a Ella”.
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