miércoles, 15 de mayo de 2013

Soneto 116

(de Shakespeare)

Si las almas sinceras quieren unir su suerte,

No admito que se impida su matrimonio fiel.

No es amor el que muda cuando mudanza advierte

O se inclina a alejarse cuando se aleja de él.

Es signo inconmovible, tan fuerte que no cede

Ante las tempestades; astro cuyo fulgor

Guía a los navegantes y, aunque medirse puede

Con precisión su altura, se ignora su valor.

El amor no es juguete del tiempo, aunque las rosas

De labios y mejillas la hoz venga a segar.

Al amor no lo alteran las horas presurosas:

Resiste hasta que llega la sentencia fatal.

Y si se me probara que estoy en un error,

Nunca escribí yo nada, ni sintió nadie amor.

Traducido del inglés por Nicolás Matienzo.

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