De dónde me llegas, recuerdo;
de dónde y a qué?
Sus horas, mis horas
rodaron a un tiempo y el tiempo se fue.
En playa profundas
supimos gustar el amor.
Hoy llegan las olas y cantan y mueren
y aquéllas, oh vida no son.
Cantaban entonces muriendo de dicha.
La dicha era nuestra, las olas jamás.
El ir de la vida las cambia rodando. . .
Rodando en lo eterno del mar.
¿De dónde me llega el recuerdo?
¡Oh, tu lo alimentas, mujer!
Escuchas acaso marinos rumores
y piensas: amor, amor es.
Amor de otras vidas, placer de otras almas. . .
Es eso tan sólo. Mas tu, como yo,
escuchas el eco
que el corazón,
y sólo un momento, tan sólo un momento
un lento sollozo despierta al amor.
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