cuando descubren catedrales
comienzo del mundo
cuando el sueño trae el idioma de los pájaros.
Más allá del monte resplandecen las ciudades de Dios
pero en mi destierro
adivino el hilo seguro de la redención.
La violencia del destino me vuelve sordo a otra fe
que no sea la de la inmóvil transfiguración de tu sombra.
A veces vuelvo a la tierra a veces me convierto en buey
sin una ofensa
asumo la infinita sed en la llanura desierta.
Conseguida por la nunca citada estrella suda mi frente
transpira y se define apoyada en la fresca flor del diablo.
Recuerdo tus trenzas
y la Cruz del Sur quizás el breve viento
tus ojos llegados del inconsolable lago de las oraciones
incorporándome aún descubro
otras leyendas en tu cuerpo joven
cierro los ojos
para no sospechar en ti la maga en penumbras.
Jesús Urzagasti
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